La vida no tendría sentido
si la muerte no existiera.
Ahí llega bien certera
para sin más recordarnos
que nos conviene estar vivos
y disfrutar con cualquiera
situación que se nos preste.
Y... aunque de los otros
nos ahogue y duela su muerte,
manténgase esta idea
de disfrutar el presente.
Mañana quizá sean ellos
los que lloren nuestra ausencia
y con estas pocas letras
calmen su triste sentir.
Quede ahí esta experiencia;
queda aprender a vivir.
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